Las campanas de la Iglesia serán rehabilitadas
La Fundación Francisco Carvajal financia la puesta a punto del campanario de la Iglesia de la Encarnación
Insólita imagen la que han podido ver los vecinos y vecinas de Albolote que hoy han paseado por la plaza de España donde se ubicó a primera hora de la mañana una grúa para sacar las campanas del campanario de la iglesia de la Encarnación dejando huérfanos los huecos de la torre donde hasta ahora lucían las seis campanas de bronce que doblaban para anunciar la hora del ángelus, el fallecimiento de un paisano o la llamada a los fieles para acudir a la Eucaristía.
Esta actuación era necesaria para poder mantener en buen estado las campanas, asegurar su fijación y recuperar el material del yugo que tradicionalmente fue de madera pero que en el siglo XX fue sustituido por metal. Esta recuperación devolverá el sonido original a la campana además de incorporar un sistema de anclaje más seguro que propicie su equilibrado y verticalidad.
Para hacer posible estos trabajos de conservación a iniciativa de la parroquia de Albolote ha sido necesario contar con la financiación de la Fundación Francisco Carvajal, el oficio tradicional que lleva a cabo la empresa Campanas Rosas de Torredonjimeno y la pericia de los operarios de las grúas Espagrúas encargados de mover las campanas e introducir el material de construcción necesario para la futura instalación de las mismas una vez concluido el trabajo de restauración.
La empresa Campanas Rosas es fabricante y restaurador a la vieja usanza desde hace más de tres siglos de campanas y relojes y su mimo les ha llevado a tener galardones y reconocimientos por su trabajo. Esta firma, además de respetar el proceso tradicional y sacar el mejor sonido de cada pieza, incluye grabados en el cobre como los que aparecen en algunas de las campanas de la iglesia parroquial de Albolote, la campana del Cristo de la Salud o de San Sebastián, patrón de Albolote.
La iglesia de la Encarnación, que data de 1580 y que fue construida por Ambrosio de Vico, está catalogada como Bien de Interés Cultural.
El autor define su libro como un testimonio y un reconocimiento hacia autores y obras de otra época
El libro contiene 99 obras teatrales breves que acaban en muerte
