Participación y colorido en el 20 cumpleaños de la Ludoteca Municipal
Globos entre el público y una tarta de chuches fue el colofón de una fiesta emotiva
Una vez alguien dijo que si todos hubiésemos aprendido jugando, seríamos diferentes y veríamos la vida de otro color. Una realidad para muchas generaciones que han crecido con la Ludoteca Municipal de Albolote, ese espacio lleno de colorido, actividad y sueños donde muchos niños y niñas se han hecho mayores y han visto la realidad con unos ojos diferentes, con esa mirada de quien desea alcanzar lo que realmente sueña.
La Ludoteca Municipal cumple en estos días 20 de años de vida. De vida alegre, desenfadada, juvenil, infantil, pero suplementada con la vocación de enseñanza de sus responsables, Ana Ramírez, Paqui Árbol y Jorge Remacho, coordinador de la Casa de la Juventud. Jugar para aprender o aprender para jugar, una fórmula perfecta que se ha convertido en un referente del ambiente educativo del municipio.
La Ludoteca Municipal celebró su 20 cumpleaños este viernes 15 de abril en la Casa de la Cultura sin olvidarse de nadie. De sus precursores, del equipo de Gobierno socialista que creyó en el proyecto en 1996 y, por supuesto, de los cientos de voluntarios que han participado activamente en las múltiples actividades de este centro.
Para ello que mejor que una fiesta de cumpleaños a lo grande. Con cientos de recuerdos, de imágenes vividas y lo que es mejor, con el calor de los niños y jóvenes que forman y han formado parte de este maravilloso entramado educativo. Tanto los educadores, como los responsables políticos presentes en el acto, la alcaldesa, Conchi Ramírez y la concejala de Educación, Lidia Milena, dedicaron palabras emotivas a la historia de estos cuatro lustros. Palabras transformadas incluso en la fábula de una semilla que germina en un espacio fértil y que crece para transformarse en algo hermoso.
El acto incluyó, como era de esperar, una actuación de los niños y niñas que participan diariamente en la ludoteca. Una coreografía con música moderna que puso la energía sobre las tablas del teatro y que hizo que la fiesta creciera hasta llegar a inflar globos de colores con un sentimiento escrito.
Pero una fiesta de cumpleaños no es fiesta de cumpleaños sin una tarta. Ana Ramírez salió al escenario con una enorme, llena de chucherías que no tardó en desaparecer.
Un colofón que dio paso a la visita a la exposición en la sala de muestras de la Casa de la Cultura. Una restrospectiva fotográfica de las actividades de la ludoteca y una muestra de juguetes antiguos que abarcó a más de cuatro generaciones.
20 años que nos han hecho entender que la vida, a veces, puede ser un sueño con ojos de niño y que debemos conservarlo el mayor tiempo posible.
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