La fiesta de la Candelaria

En Albolote hemos heredado la costumbre de celebrar esta fecha como un día de campo en el entorno del Torreón

J.A.Pérez/ S. Cuerva/ J. Milena  |  1 de febrero de 2021
La visita al Torreón es de `obligado cumplimiento` el día de la Candelaria. Foto de 2016
La visita al Torreón es de `obligado cumplimiento` el día de la Candelaria. Foto de 2016

La fiesta de la Candelaria es una celebración muy arraigada en numerosos rincones de España. En el caso de Albolote es también un día significativo en el que hemos heredado de nuestros mayores la costumbre de subir al entorno natural de la sierra del Torreón con el objetivo de pasar una alegre jornada campestre en compañía de amigos y familiares al calor de la hoguera donde se guisa la comida y se comparten viandas. Este año debido a las restricciones del Covid es un año diferente y se han suspendido todas las actividades propias de este día. No obstante, desde la concejalía de Turismo hemos elaborado el siguiente reportaje en el que ahondamos en el origen de esta fiesta y su evolución en nuestra localidad con el paso de los años.

Los orígenes

El Día de la Candelaria es una celebración popular católica que tiene lugar el día 2 de febrero, en la que se celebran la Presentación de Jesús, la Purificación de la Virgen y la Virgen de la Candelaria.

El origen de esta fiesta no está muy claro, aunque hay dos versiones. Por un lado se cree que la fiesta de la Candelaria tuvo su origen en Oriente con el nombre del Encuentro y que posteriormente se extendió a Occidente en el siglo VI.

Por otro lado, se cree que su origen proviene de la antigua Roma, dónde se realizaba una procesión con candelas en las fiestas lupercales, un ritual pagano en el que se celebraba la fecundidad. Con el paso del tiempo, el Papa Gelasio I prohibió y condenó, en el año 494, la celebración pagana de las lupercales y quiso cristianizar esta festividad sustituyéndola por la fiesta de la Purificación, que se celebraría el 2 de febrero, manteniendo la procesión con candelas.

Siglos después, entre los siglos XIV y XV, una imagen de la Virgen de la Candelaria fue encontrada en la orilla del mar por dos pastores de la isla canaria de Tenerife. Tras este hallazgo, se produjo la primera celebración de la Fiesta de las Candelas con un carácter mariano, coincidiendo con la fiesta de la Purificación, el 2 de febrero.

Debido a que la primera aparición de esta imagen fue en Tenerife y al gran culto que se le profesaba, se convirtió en la patrona de las Islas Canarias hasta nuestros días. La devoción por esta Virgen se extendió a varios países de Latinoamérica, llevada por los emigrantes canarios, y a otras partes de España donde también se celebra este día.

Esta festividad se sitúa el 2 de febrero ya que según el calendario o santoral católico se cumple el 40º día desde el nacimiento de Jesús, y de acuerdo con la ley del Antiguo Testamento terminaba el ritual que acompañaba al nacimiento de un niño.

En la tradición católica, este día es importante porque se trata de la presentación de Cristo ante los fieles y la purificación de la Virgen María tras el parto, la luz que llega para iluminar el mundo, lo que se representa con la luz de las candelas, de donde la festividad toma su nombre.

La Placeta de la Reina es una de las zonas ms concurridas con motivo del da de la Candelaria como se aprecia en esta foto de 2016.
La Placeta de la Reina es una de las zonas más concurridas con motivo del día de la Candelaria como se aprecia en esta foto de 2016.

La Candelaria en Albolote

En Albolote esta fecha es sinónimo de día de campo y convivencia en contacto con la naturaleza, aunque este año debido a la pandemia del Covid no hay celebración.

Lo tradicional es subir andando desde el pueblo al entorno del Torreón para disfrutar del paisaje y de un buen día de campo en familia o con los amigos al calor de una buena barbacoa o con un simple bocadillo. Así lo hemos heredado de nuestros mayores y así lo seguimos haciendo.

En las últimas décadas la tradición ha evolucionado hasta hacerse multitudinaria llegando a contarse por varios miles los vecinos y foráneos que acuden a parajes como la Placeta de la Reina o la vaguada del Torreón para pasar una buena jornada de campo en los días soleados y cumplir la tradición. A esta popularización también ha contribuido, sin duda, la comodidad de los vehículos a motor e incluso, en los últimos años el Ayuntamiento tiene por costumbre fletar algún tipo de transporte público para hacer más cómodo el recorrido. Hasta un tren neumático ha llegado a haber en los primeros años del nuevo siglo XXI.   

Salvo en contadas ocasiones, en esta reciente etapa, apenas tuvo consideración de fiesta local, por lo que tradicionalmente era una fiesta en la que, principalmente, participaban los niños y sus madres o abuelas, al ser jornada laboral para el cabeza de familia. Con el paso de los años la tradición se ha ido trasladando al domingo más próximo a la fecha para así convertirla en un encuentro más popular y familiar. Para los más jóvenes la jornada no podía concluir sin visitar la atalaya árabe, era condición indispensable para todos los que ese día acudían al campo. 

No se sabe con claridad de dónde procede esta costumbre local, que con el paso de los años se ha convertido en una seña de identidad de Albolote. Mientras en otros pueblos encienden hogueras para festejar la Candelaria, nosotros, los de Albolote, pasamos un día de campo compartiendo viandas al calor de la barbacoa. Así nos lo transmitieron nuestros mayores.  

Todo apunta a que la costumbre puede tener su origen en una antigua procesión, que después se convirtió en romería, con la que se conmemoraba la presentación de Cristo en el templo al cumplirse la cuarentena de su nacimiento.

Procesión, romería y jornada campestre

Según recoge Juan de Dios Carvajal en su libro, ‘Albolote como lo vi… como me lo contaron’, existió hace más de un siglo una procesión en el pueblo con motivo del día de la Candelaria con la que se recordaba la presentación de Cristo en el templo. Se hacía por la mañana y era una  procesión  alejada del orden y la solemnidad de otros oficios similares, “en la que salía un San José pequeñito con unas palomas atadas en una bandeja y la Virgen del Rosario con el niño en brazos”. La comitiva presidida por el sacerdote daba una pequeña vuelta alrededor de la iglesia por las calles Real, San Sebastián y Enmedio. Como dato curioso, en el cortejo iban varios corderos “que habían regalado aquellos que podían o que tenían promesa y que el terminar el festejo se guisaban en la Plaza del Barranco -hoy Plaza de la Constitución- y eran degustados de forma popular entre todos los participantes”, recoge Carvajal. Cabe recordar que antaño el casco urbano de Albolote acaba en esa citada plaza y que todo lo que había a partir de ahí era campo.

Parece que, según el testimonio de algunos de nuestros mayores, esta primitiva procesión derivó, una vez finalizada la procesión en una pequeña romería hasta la sierra alboloteña. “La romería seguía un itinerario cuya primera parada se encontraba en una placeta llamada Pocopan” (cerca del cortijo del mismo nombre hoy prácticamente desaparecido). “En la placeta había una fuente donde los que acompañaban la romería recogían agua para beber y elaborar la comida que se haría posteriormente”. “El siguiente punto del recorrido era la Placeta de la Reina y por último, el Torreón”, rememoran  nuestros mayores, quienes recuerdan que al no disponer de los lugares que hay actualmente para hacer fuego y cocinar, juntaban piedras en las que hacían el fuego y cocinaban los alimentos, sobre todo viandas de la matanza y tal vez algún arroz con conejo, tan típico de la gastronomía alboloteña. Esos tres puntos, la Placeta de Pocopan, la Placeta de la Reina y el propio Torreón eran las tres zonas principales de esparcimiento de esta romería.

De esta historia la fiesta ha evolucionado hasta los que hoy conocemos, una jornada familiar campestre en el paraje del Torreón de Albolote sin procesión previa ni imágenes religiosas. La fiesta actual es bastante sencilla  a la vez que multitudinaria, sobre todo en los días soleados, aunque antiguamente no era tan concurrida, quizá debido a que no había tantas alegrías económicas ni tantos vehículos a motor. Tampoco había mucho que comer y por eso algunos de nuestros mayores recuerdan que en aquella  época lo más acostumbrado era llevar “una naranja y un tallo de chorizo matancero”.

NOTA DE LA REDACCIÓN.: Estos son algunos de los datos que hemos podido recabar desde la concejalía de Turismo de Albolote de lo hablado y escrito acerca de la tradición de la Candelaria en Albolote. Si conoces algún dato nuevo que pueda ayudarnos a completar y enriquecer esta historia, cuéntanoslo en el correo turismo@albolote.com.

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